martes, 1 de diciembre de 2009

Stieg larsson - Män som hattar kvinnor (Los hombres que no amaban a las mujeres)


Män som hattar kvinnor o de la responsabilidad de los Best Sellers
Stieg Larsson (Suecia, 1954-2004) falleció inesperada y trágicamente de un ataque al corazón, días después de entregar a su editor el tercer volumen de la trilogía Millennium y poco antes de ver publicado el primero.
Periodista y reportero de guerra muy conocido como experto en los grupos de la extrema derecha antidemocrática, participó a mediados de los ochenta en la fundación del proyecto antiviolencia Stop the Racism, al que siguió en 1995 la Expo Foundation, de cuya revista Expo fue director. Luchador plenamente comprometido contra todo tipo de violencia, escribió varios libros de investigación periodística acerca de los grupos nazis de su país y de las oscuras conexiones entre la extrema derecha y el poder político y financiero.
Gran lector y entusiasta del género negro y la ciencia ficción, escribía sus novelas por las noches, prácticamente en secreto.
La publicación del primer volumen de la serie Millennium, Los hombres que no amaban a las mujeres, ha supuesto un verdadero fenómeno editorial en Suecia, repetido luego en los países nórdicos, Gran Bretaña, Francia y España, donde se han vendido millones de ejemplares.
Lectores de todo el mundo recomiendan una obra que ha generado una extraordinaria adicción y que ha sido saludada como una obra maestra, la novela de la década.
En el 2009 le ha sido concedido a la trilogía del escritor sueco el prestigioso premio British Book Awards a la mejor novela policiaca.


Durante mucho tiempo he pasado por las pilas amontonadas en palets que suelen albergar los best sellers mirando de reojo los libros en negro y rojo de Stieg Larsson.  Me resistía a comprarlos aunque todo el mundo hablase de ellos. Pero en medio de la escritura del thriller que ando escribiendo, me regalaron Män som hattar kvinnor. GRACIAS, ANDI! 
No se puede decir que a nivel formal  esta novela revolucione el género de la novela, como sí se pudo decir en su día de Cien años de soledad,  pero quién esperaría hoy día eso de un best seller o de cualquier otra cosa, vivimos un periodo histórico terriblemente enquistado  y marcado por el conservadurismo y el intento de mantener las hegemonías militares, económicas, ... frente a  un coloso en ciernes, China, impredecible  y un incipiente deseo de cambio de rumbo cuyo más esperanzador exponente es Latinoamérica  ... pero Män som hattar kvinnor sí que revoluciona en muchos aspectos los códigos de la novela negra frecuentemente de corte tremendamente masculino y sobre todo supone una revolución en lo tocante a su crítica a los valores predominantes. Intentaré concretar eso.
La novela consigue una trama que no tiene nada que envidiar a ninguno de los best sellers que en los últimos años han acaparado el mercado editorial,  pero su valor en sí misma, es que asume una responsabilidad de la literatura que los best sellers y el main stream en general olvidan para limitarse a continuar los valores dominantes sin correr  grandes riesgos.  Män som hattar kvinnor corre el riesgo y asume la responsabilidad de la literatura, como ya lo hiciera en su faceta periodística Larsson y cuestiona los valores predominantes, desenmascara la doble moral y reclama la autonomía del individuo, considerando a la mujer un individuo pleno e igual que continúa siendo víctima de estructuras de poder que oyen, pero no escuchan. Los años pasan y los discursos se adaptan a lo que la sociedad quiere oír, pero sólo se maquillan las realidades, los cambios no son estructurales sino puntuales, un continuo juego y negocio que no se mueve de sitio. Desde muchos puntos de vista se muestra y se cuestiona a la autoridad, a las estructuras muchas veces al servicio de la economía y el poder y el equilibrio se consigue con dos personajes  que no sirven como modelo (sus vidas no satisfarían los patrones que impone la normalidad y custodia ferozmente la cohesión social) dos personajes que aún teniendo una visión distinta de cómo hacer las cosas,  luchan en definitiva contra lo mismo y en solidaridad con las víctimas para que no permanezcan anónimas haciendo suya la tarea de nombrarlas ya sea ante otros individuos, ante la sociedad o el estado. También la trama que va destapando un abuso de poder tras otro, un robo de la autonomía del individuo tras otro y una larga lista de víctimas pone en cuestión nuestras sociedades, sus mecanismos de control , los actos del poder, la realidad en que vivimos. Reclamar la libertad individual, no es reinvindicar el arbitrio moral, eso lo deja muy claro Larsson,  que debate sobre la ética y la responsabilidad individual contraponiendo las visiones tan distintas de sus dos personajes principales. La libertad individual y la autonomía económica van de la mano. La emancipación y la libertad resultan imposibles dentro de estructuras  corruptas, de posibilidades de elección trucadas donde siempre gana la banca ...et rien ne va plus. Quién ha de tomar la decisión de si alguien está capacitado para llevar las riendas de su vida y cómo ha de vivirla ¿El estado? ¿La familia? ¿Los médicos?. En base a la experiencia: una trilogía más que dudosa. Una fuerte crítica a esas lagunas que terminan por costarle la existencia a muchos individuos simplemente diferentes o desfavorecidos late tras el administrador de Salander.  En definitiva una potente critica a nuestras estructuras, a nuestra civilización y una propuesta de nuevos controles: los medios redefinidos y el coraje de  la acción individual. Los medios debieran apuntarse muchas de las lecciones, que da Mikael Blomkvist, sentir la crítica que se hace a su pasividad, al incumplimiento de sus responsabilidades. Su papel parece ser bailarle el agua al poder, incluso corrupto. Y la realidad en este caso supera con creces a la ficción.

Las claves del éxito: 
Sin duda los PERSONAJES, pero no es tan fácil,  es incluso paradójico, ya que son los personajes los que rompen más con el código de la novela negra y  con los valores predominantes que encorsetan los sexos, así como los códigos sociales, eso entraña riesgos. Lisbeth Salander,  un personaje auténtico, 24 años, síndrome de Asperger, hacker, amante de los tatuajes para no olvidar y de los piercings para recordar, inadaptada social, bisexual, gótica, introvertida, salvaje. Fue para mí una delicia, pero no deja de sorprenderme su popularidad, es claramente una "rara", una "antihéroe", incluso se la podría llamar una "marginada". Mikael Blomkvist divorciado, padre de una hija, atribulado workaholic, dueño de una moral a prueba de bombas, desordenado, impredecible y sí, un don Juan, pero un don Juan soft, un softy, no el modelo del hombre, del investigador que recorre las páginas de las novelas negras, ni siquiera respeta los patrones de su clase social, rechaza que le sirvan,  va a comprar, limpia , cocina, hace café, ... Es el antitipo de James Bond. Porque si algo se cuestiona  también en esta novela es el modelo  tradicional masculino asociado a toda una concepción de civilización basada en el poder  que no logra superarse y no deja espacio para la libertad individual ni reconoce en muchos casos los derechos y autonomía de los individuos o ni tan sólo su derecho a una vida propia, especialmente de las mujeres, pero también de los  débiles,  débil en el sentido de débil en las presentes coordenadas, débil en ese sistema que se alimenta de lo débil y por lo tanto está necesitado de generarlo, de mantenerlo a raya, de explotarlo. Tampoco la sociedad de clases se libra, la crítica es más sutil, pero constante. A ambos protagonistas los une la lucha contra el poder y la defensa de la libertad y el derecho a una vida aunque en términos éticos fijen la línea de actuación un poco más acá o más allá de la ley. Eso se refleja también en su manera de vivir o de entender las relaciones personales, el sexo.  Larsson tiene maneras muy sutiles de mostrar como la vida ofrece muchas más posibilidades. Lisbeth huye de las relaciones en que es el otro  el  que tiene el control.  Su realidad le ha mostrado que si no mueve ficha, será la víctima. Mikael renuncia al control que la sociedad podría consentirle, que es dada en consentir, pero da espacio a la mujer , nunca exige nada, ni hace nada que no quiere hacer. 
Y quizá no tanto la trama como clave del éxito  que parte de la desaparición de Harriet para investigar a la familia Vanger  y pronto se convierte en la ventana  perfecta de la que se sirve Larsson para hacer asomarse al lector a los grandes titulares de la actualidad: la globalización, Internet, el narcotráfico, la pedofilia, los abusos sexuales, los paraísos fiscales. En resumen, el paisaje del Poder en el que la mujer sigue llevándose la peor parte y donde  casi nunca es reconocida como individuo pleno, el terreno que cobija las perversiones basadas en abusos de poder como normalidades, especialmente en la sexualidad. No es el paisaje de un cuento de hadas, es nuestro paisaje, el paisaje capitalista que es una verdadera lotería y en el que para que hayan ganadores han de haber perdedores, para que hayan señores han de haber esclavos, ese es nuestro loado y alabado paisaje democrático, pero también capitalista y económicamente liberal,  actualmente en proceso de globalización, yendo hacia paisaje neocapitalista y neoliberal, pero encallándose, sin conseguir cerrar con facilidad su nueva vuelta de tuerca, encontrando por primera vez resistencia. 



Aunque no pensé que me viera haciendo nunca esto: Recomiendo la lectura de Los hombres que no amaban a las mujeres y saludo con gusto la llegada de un Best Seller responsable. 


Ojalá sigan otros.

PD: Y como viene a cuento a propósito de "Los hombres que no amaban a las mujeres " me manifiesto a favor del modelo sueco en el actual debate sobre la prostitución y en contra del tráfico con personas. Espero que el PSC repiense su postura a favor de regularizar (hacer caja no es la solución a largo plazo y el problema no se ha resuelto en ningún país que ha regularizado).  El PSOE tiene una responsabilidad en la política de igualdad y si el nuevo modelo económico es la solución a largo plazo, para cambiar el mercado laboral, también en este caso, lo es mantenerse firme contra el tráfico de personas, para que los hombres y las mujeres y la sociedad cambien paulatinamente la actitud hacia el cuerpo de la mujer y la mujer." No hay más que una moral igual para el hombre y la mujer" (Lema de la Federación abolicionista internacional)

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