domingo, 6 de junio de 2010

DIE SIEBTELBAUERN (S. Ruzowitzky, 1998)

En el género de las películas regionales (sentimentales), genuinamente alemán, se tratan temas existenciales: vida y muerte, libertad y esclavitud. Die Siebtelbauern no es una excepción.
Un terrateniente es asesinado por una de sus criadas de la que lleva tiempo abusando sexualmente y a la hora de leer el testamento resulta que ha dejado su granja a sus siete criados. En realidad no lo ha hecho movido por ningún motivo altruista sino porque no tiene a nadie y no quiere que lo reciba la iglesia ni la comunidad y además espera "que se maten entre ellos peleándose por hacerse con todo". Pero sus criados resultan ser más listos de lo que él pensaba y se apoyan unos a otros, forman una especie de feliz cooperativa. Los otros campesinos del lugar se sienten ofendidos y provocados porque "un criado no puede ser un terrateniente, ni un pobre un rico, ni una mujer un hombre. Pero los siete nuevos campesinos (cada uno de ellos en un séptimo) se comportan como si eso si fuera posible.
Ruzowitzky explica su concepto de western regional ubicado en Los Alpes: "En la película regional la tierra ya esta distribuida: es un mundo sin dinámica social en la que los seres humanos se enfrentan contra un destino que les ha caído encima. Pero en las películas del Oeste se pelea por la tierra, hay héroes.“ Ruzowitzky ha encontrado a sus héroes y para ellos unos actores excelentes. Sobre todo los tres principales, „el bastardo“ Simon Schwarz,  „el que no es de fiar“ Lars Rudolph y „la mujer insolente“ Sophie Rois.
Es realmente un gusto seguir las andaduras de los „nuevos ricos“ en su granja que de repente contemplan con nuevos ojos a pesar de haber trabajado en ella durante años. Hay salvajes peleas con almohadas,  los jóvenes marcan su zona haciendo pis en ella y por primera vez en su vida tienen todos el domingo libre. Pero la felicidad no dura mucho, pronto empiezan los más ricos y otros grandes terratenientes a hacerle la vida imposible a la feliz cooperativa para reestablecer el anterior "orden divino". 
Esta película es una verdadera excepción y está llena de una energia anárquica que raramente se encuentra en las producciones alemanas. No trata del criado que quiere convertirse en terrateniente (como la película regional clásica) sino de criados que descubren un nuevo orden de poder, tierra y sexualidad. Eso conlleva dificultades internas y externas: tienen que reprimir ansias de poder, acabar con roles preestablecidos y luchar por su igualdad venciendo sus propios miedos e ignorancias. Al principio su revolución tiene éxito, pero la pequeña utopía de autodeterminación tiene un final sangriento.
Die Siebtelbauern es una mezcla irrevente, feliz y anárquica de elementos de la película regional critica, el teatro didáctico de Brecht, el western y la opera fílmica de las emociones. Donde la película regional crítica de los setenta tenía que hacerse pequeña para no perder de vista sus mensajes y la película regional psicológica de los ochenta sólo podía salvar la dignidad de sus héroes desde su más absoluta impotencia, Ruzowitzky es rebelde incluso en la elección de sus medios. Aspira tanto en los momentos de ternura como en los de violencia a un efecto cinematografico de potente poesía visual e indolente pathos. Por eso se le puede reprochar a esta película su manía de cita, su falta de unidad, un cierto narcisismo, pero es sin duda un paso importantísimo en la historia del diálogo entre cine e historia desde abajo que reconecta el cine con sus orígenes populares, con sus inicios mas puros en el nickelodeon.