lunes, 17 de mayo de 2010

Esperando "Biutiful" de Alejandro González Iñárritu...

"...y a la otra Barcelona que nada tiene que ver con la postal dictada desde altas esferas de Woody Allen en "Vicky Victoria Barcelona" ese viajecito para turistas por la Barcelona de vacaciones o por la Barcelona sueño decadente de gran ciudad cosmopolita de las clases dominantes y sus ambiciones imperiales que se convierte en pesadilla para la población que vive en ella y que es espejo de nuestros tiempos, imagen universal de un fracaso: el del capitalismo en hacer felices a todos. Time to change...""

Ecos de los primeros pases en Cannes de la mano de JAVIER TOLENTINO - CANNES (FRANCIA) 17.05.2010 - 11:31h


Había muchas dudas con la primera película en solitario de Alejandro González Iñárritu, Biutiful.

Después del primer pase en Cannes, proyección siempre de alto riesgo porque se exhibe en presencia de toda la prensa y la crítica internacional acreditada hay que decir que el director mexicano, su cine, no está prisionero de su colega anterior, Guillermo Arriaga, que ha elaborado Iñárritu una historia perra, dura, inapelable y quizá relacionado con las narrativas del momento, con las escrituras cinematográficas de hoy.

Contiene Biutiful un fascinante guión, puntilloso, detallista, preciso, abierto pero sobre todo apunta, ya sin las ambiguedades de Babel, a la derrota del sistema actual, un sistema que esconde en los bajos fondos de todas las ciudades del mundo las miserias, las injusticias, el abandono y la muerte.

Si González Iñárritu ha escrito un poderoso guión también tiene a un poderoso brazo ejecutor en la figura del actor Javier Bardem que para este cronista consigue realmente la mejor interpretación de su vida y no es necesario recordar que el actor español tiene trabajos y premios (incluido el Oscar) muy importantes.

Pero es en el personaje de un padre derrotado, abrazado a sus hijos y relacionado con las economías sumergidas en la periferia maldita de Barcelona el trabajo d-e-f-i-n-i-t-i-v-o.

Javier Bardem vuela tan alto en esta película que -aunque falta toda la semana de cine- mucho bueno y excelente tendríamos que ver para que le arranquen el premio al mejor actor en Cannes. Pero bueno, cosas más difíciles hemos visto.

Qué imagen tan diferente la que ofrece de Barcelona Iñárritu a la que aquí mostró Woody Allen, no hay restaurantes pijos, ni jardines nocturnos donde la burguesía selecciona los mejores restarurantes del mundo, no hay diseño arquitectónico ni tampoco amores a la luz de la luna...