lunes, 18 de octubre de 2010

THE HOUSEMAID - by Im Sang-soo

Confieso que me encantan los directores de cine que son conscientes de lo que está pasando en el mundo y lo deploran y tienen la sangre fría y el buen gusto de subirse a un podio para burlarse del público e incluso del festival en el que presentan su película haciendo un despliegue de inteligencia y sutileza (su majestad es-coja).  Im Sang-soo, lo hizo de forma tan espectacular e inteligente en el Festival de Sitges de este año que le deseo larga vida y muchas películas. En mí ha ganado una adepta y se ha convertido en una de esas personas con las que me iría de copas siempre que quisiera.
Volvamos a la película. Se presenta como remake del thriller erótico clásico coreano de Kim Ki-young de 1960 que revolucionó el género con un melodrama que convertía el espacio doméstico en una auténtica pesadilla. Aquella cinta en torno a los celos y la infidelidad terminaba con una contundente lección moral.
El director Im Sang-soo recupera este film de culto para darle la vuelta de tuerca definitiva. La relación de un hombre adinerado con su criada da pie a una cinta llena de sexo filmado con una tremenda carnalidad. Una lujosa mansión tan amplia como claustrofóbica y un violento entramado de pasiones más próximas al terror que al melodrama convierten The Housemaid en un delicioso juego de perversidad.
Casi siempre me quejo de cómo se entierran películas insurrectas y de contenido revolucionario y antisistema por medio de sinopsis desalentadoras, impidiendo que el público vaya a ellas. The Housemaid es un ejemplo de los pocos que conozco en que la sinopsis es el gancho mainstream ideal (promete sexo y promete morbo) para luego mostrar el puto mundo de clases y corrupto en que vivimos, donde la democracia del neoliberalismo económico es un cuento sin final feliz en el que no, señores, no somos iguales ni hay igualdad de oportunidades ni aunque lo ponga en la Constitución somos libres y tenemos tantísimos derechos (derecho a tragar tenemos casi todos y a trabajar en lo que haya...).
Así se presentaba The Housemaid en el Festival de Sitges de cine fantástico como una película sobre la relación de un hombre adinerado con su criada, se hablaba de sexo filmado y de juego de perversiones y todos los que ocupábamos una butaca, quién más, quién menos, esperábamos ver pasar a la criada por una escalación de vejaciones con todo detalle. A eso íbamos. Quizá algunos no. Pero pocos.
Pero después de ver al tipo subido al podio, se presentía la sorpresa. Porque no paraba de reírse. Y dijo que se había comido un arroz con marisco, muy bueno, y luego que tendríamos mucho sexo en la cinta y que quedaríamos contentos, vamos que los 8 euros estaban bien invertidos, enjoy the film!
 
No voy a contar la película, vayan a verla, de verdad muy buenas escenas de cama, sexo explícito y juego de perversiones garantizado como en la vida misma.

 

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